Bonifacio de Colli

Laureado en ambos Derechos, se encontró con Cayetano en la corte de León X y, más tarde, se ordenó sacerdote. Era un hombre exquisito, lleno de serenidad y de dulzura, hacia del amor a Dios y al prójimo el tema y motivo de toda su actuación. Muy semejante a su amigo Cayetano. A Bonifacio confió Cayetano su proyecto de reforma y de fundación. Bonifacio fue el primero; después llegó el obispo Carafa. Bonifacio también era del Oratorio, y, como dice la relación de Prato: «inmediatamente se pusieron de acuerdo. Y fue colaborador incondicional de la obra. A él debemos la famosa carta que contiene el núcleo de las futuras Constituciones y que proclama el Amor por encima de los votos, de la profesión, de la Orden misma: “sin Él todo se vacía desde dentro”».