Uno, que busca datos para ir confeccionando este número dedicado a conmemorar el 450 aniversario de la fundación de nuestra Orden, tiene que darle las gracias públicamente a esos otros hermanos nuestros que fueron dejando constancia de las realidades vividas por ellos en infinidad de escritos.
He disfrutado releyendo los sabrosos artículos aparecidos en “Luz y Vida” -aquella revista mensual ilustrada, como decía en su primera página- con motivo del cincuentenario de la fundación del Escolasticado de Son Espanyolet.
El 13 de septiembre de 1893 se pone la primera piedra y se levanta el ala SE. En 1899 se levanta la antigua capilla. Hasta 1903 se van construyendo las cosas más necesarias tales como cocina y comedor para la Comunidad, patio interior. Más adelante se pasa a los detalles de jardines -como esa delicia de Lourdes y sus alrededores-, aunque les tocaría su turno alrededor de 1914 y 1915. Pero se echa de menos una iglesia como las que soñaba San Cayetano: “Que sean pobres nuestras celdas, pero esbeltas y ricas nuestras iglesias”. Y en 1922 comienzan las obras de esa iglesia que será bendecida el 2 de febrero de 1926 y que estará dedicada a la Divina Maternidad de Nuestra Señora.
El cronista de principios de siglo tenía interés por dejar bien claro que todos los objetivos se van logrando gracias al esfuerzo y al sacrificio de los religiosos: Por eso quiere dejar constancia de que los Padres recorren -de manera especial durante los años que van de 1910 a 1930- los pueblos de la isla ejercitando el ministerio de la penitencia y de la predicación, mientras los Hermanos cuidan de la Catequesis en la barriada vecina. Conclusiones del mes de mayo, iglesia de San Cayetano, catequesis, parroquia de la Asunción -en manos de nuestros religiosos- son el campo de trabajo de los Teatinos, a principios de siglo, de Son Espanyolet. Son los Religiosos de esta Casa quienes parten hacia América en distintas expediciones -del año 1920 en adelante-. Son los hijos de esta Casa quienes restauran las Comunidades de Nápoles y Palermo, de Ravena y Bari, de Madrid y Barcelona…
Son Espanyolet -el Escolasticado de la Divina Maternidad de Nuestra Señora- es la Casa Madre de resurgimiento de la Orden Teatina, la que llevó savia joven al viejo tronco fundado por Cayetano de Thiene. El tiempo corre y la historia se va haciendo mientras vamos viviendo. Ahora, junto al Seminario -zarandeando por esta crisis vocacional universal que estamos padeciendo en toda la Iglesia- se ha construido un Colegio magnífico y un parvulario -dirigido éste por las Religiosas Teatinas-, donde los hijos de San Cayetano pueden hacer llegar a la juventud palmesana el espíritu y el mensaje del Patriarca de los Clérigos Regulares.
El Colegio -el testimonio gráfico está ante vuestros ojos- está dotado de unas instalaciones tanto docentes como deportivas extraordinarias: Los campos de deportes y piscinas, las aulas de clase y la biblioteca, el gabinete de química y el comedor, el salón de actos y la capilla son un ejemplo de cuanto venimos diciendo.
Todo ello es un ambiente natural privilegiado, como lo es la zona de Son Espanyolet, con sus bosques de pinos y sus jardines, hacen agradable la visita a quienes llegan y hacen más fácil el estudio a quienes allí se forman. Que la Guardiana de Son Espanyolet. La Virgen María, haga que aquella Casa sea para nuestros tiempos lo que fue hace años. Los teatinos en la villa de Madrid.
Tras la muerte de San Cayetano, los teatinos, que sólo tenían casas en Venecia, Nápoles y Verona, se extendieron rápidamente por toda Italia: Padua, Milán, Génova, Florencia, Vicenza, Palermo, Turín, Parma… De este modo, a finales del siglo XVII, la Orden teatina en Italia tenía 50 Casas.
Fuera de Italia los teatinos se extendieron menos. El primer país que les acogió fue España. En 1662, los padres Plácido Mirto-Frangipane y Crescencio Vivo vinieron a España, concretamente a Madrid, para encargarse del hospital de los Italianos. Tras múltiples dificultades fundaron las casas de Zaragoza, Barcelona y Madrid, y los colegios de Alcalá de Henares y Salamanca durante el siglo XVII, y ya en el siglo XVIII, fundaron la Casa de Palma de Mallorca.
D. Diego de Vera, en el año 1633 donó a los padres teatinos su iglesia de Nuestra Señora del Favor y San Marcos de Madrid. Este hecho implicaba que el Señor Cardenal Arzobispo de Toledo no pudiera negarles licencia de verdadera Fundación, ya que concurrían en ella todos los requisitos de derecho.
Otro de los motivos que concurrían en la Fundación es que el barrio donde los padres vivían estaba desprovisto de iglesias, y de este modo los vecinos, por estar lejos su iglesia parroquial de San Justo y Pastor, se quedaban muchísimas veces sin misas y sin Sacramentos los días festivos. Todo esto condujo a que en 1612 D. Diego de Vera, Caballero de la Orden de Calatrava, fundase en sus casas de la calle del Oso de Madrid la iglesia de Nuestra Señora del Favor y San Marcos, en la que posteriormente vivían los teatinos por donación de D. Diego de Vera y Ordoñez.